Mateo 6:33

“Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mateo 6:33).

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Pasaje del Evangelio de Mateo, capítulo 6

“25 Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?

26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?

27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?

28 ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.

29 Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.

30 Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!

31 No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?».

32 Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.

33 Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.

34 No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción” (Mateo 6: 25-34).

Versión: El libro del Pueblo de Dios

Los bienes del Reino

Este pasaje del evangelio de Mateo puede ser desconcertante, pues llama nuestra atención para cuestionarnos en lo más profundo de nuestra vida cotidiana. De hecho, a través de este mensaje, Jesús no nos llama a ser incoherentes, sino a abrir los ojos y tomar un momento para replantear nuestras prioridades.

Además, Jesús nos recuerda que más allá de nuestras necesidades materiales, también tenemos necesidades espirituales. Por lo tanto, no debemos preocuparnos por acumular los bienes de este mundo, sino los del Reino, es decir, el perdón, la bondad, la compasión, la paz, y la alegría que Cristo vino a traernos, pues ellos constituyen nuestra verdadera riqueza: “Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón” (Mateo 6:21).

No se trata de negar nuestras necesidades concretas, sino de dejarlas tal cual como están y confiar en Dios, sabiendo que Él las conoce, y si se lo pedimos, nos dará lo que necesitamos cada día, como lo hizo con el pueblo hebreo en el desierto. Recordemos que podemos hablarle al Padre diariamente, por ejemplo, por medio de la oración del Padre Nuestro, que nos permite pedir el Reino de Dios, "Venga a nosotros tu reino", y entregarle nuestras necesidades materiales “Danos hoy nuestro pan de cada día”.

¡Busca el Reino de Dios y confía en el Padre con Hozana!

Poner al Señor en el centro de nuestras vidas es la única preocupación que debemos tener. Cada mañana, con el evangelio del día, recibe la Palabra de Dios y descubre cómo puede guiarte en tu vida diaria.